¿Qué significa «ser»?

“Es que soy muy introvertida”, “es que soy muy impulsivo”, “yo soy así y no puedo cambiar”… Seguro que has escuchado este tipo de frases decenas de veces, e incluso tú mismo/a las habrás dicho en alguna ocasión. Pero párate a pensar un momento, ¿qué tratamos de decir cuando decimos que “somos” de una terminada manera?

Para tratar de reflexionar sobre este tema y explicarlo mejor voy a recurrir a la persona que mejor lo ha explicado (bajo mi punto de vista) en todo el mundo: Esteve Freixa i Baqué. En su artículo “¿Qué es conducta?» relata la historia de Uhr, un troglodita de la época prehistórica al que seguimos en su día a día.

Freixa nos cuenta que una mañana Uhr salió de su cueva para ir a cazar un mamut y poder alimentar a su familia, sin embargo al salir nota que el suelo tiene algo diferente, está cubierto de una especie de manto transparente (durante la noche ha helado), pero es la primera vez que ve este fenómeno y no sabe de qué se trata ni qué consecuencias tiene. Así, Uhr sale corriendo de la cueva como cada mañana y, debido al hielo, resbala y se cae fuertemente, rompiéndose su rótula izquierda… Uhr estará dos meses sin poder alimentar a su familia. 

¿Qué creéis que pasará la próxima vez que nuestro adorado troglodita salga de la cueva y vea el suelo helado? Pues que recordará la caída y los 2 meses sin poder cazar y acabará por modificar su forma de salir de la cueva, optando por reptar o caminar más despacio y apoyándose en otros elementos que le den mayo estabilidad, es decir, Uhr ha aprendido a caminar de forma prudente cuando hay hielo en el suelo. Desplazarse de manera prudente (o prudentemente) es la manera resumida de describir la conducta de “poner el pie derecho bien plano, caminar a una velocidad más lenta…”; de esta forma Uhr puede decirle a su familia “cuando salgáis hoy de la cueva hacedlo prudentemente, que ha helado”.

Pero nuestro troglodita tiene muy mala suerte y otro día, persiguiendo a una nueva presa, se encuentra frente a un barranco sobre el que hay un tronco de árbol caído. Para cruzarlo debe moverse de forma diferente a la habitual (más despacio, cambiando su peso, con mayor equilibrio), en cierto modo es similar a la conducta que hemos descrito como prudente, así que Uhr generaliza su uso y le dice a su familia que para cruzar por el tronco deben hacerlo de forma prudente, y todos entienden a qué se refiere.

Esta forma de calificar el movimiento como prudente también puede servir para otras conductas, como por ejemplo para interactuar verbalmente con otros trogloditas. Imagínate que Uhr está guisando el mamut y se le ha acabado la sal, necesita pedírsela a su vecino pero si lo hace de la forma en que habla habitualmente (un poco borde o “toxo” como diríamos en Galicia) es probable que su vecino no le haga ni caso o se enzarce en una pelea con él, así que Uhr decide hablar de forma más diplomática o prudente, generalizando la descripción hacia otros comportamientos; y termina por comportarse de manera habitual de forma prudente, ya que le ha supuesto múltiples beneficios. Si desde fuera nos pidieran que describiéramos a este troglodita diríamos “Uhr se comporta regularmente de manera prudente”, aunque lo más probable es que abreviásemos diciendo “Uhr es prudente”. 

Ser: diferencia entre esencia y comportarse

Así hemos llegado al verbo “ser”, algo que resulta correcto pero peligroso según nos cuenta Freixa, porque utilizazmos el verbo “ser” como un resumen, de forma económica, pero este verbo, por definición, denota esencia, por lo que hemos deslizado el campo semántico desde la conducta (se comporta) hasta la esencia (es). Y el problema no es este, que se trata de economía del lenguaje, el problema es que muchas veces olvidamos que “ser” viene de “comportarse de una determinada manera” y acabamos atribuyendo “esencia” o algo “interno” a las personas: Uhr es prudente, Uhr es agresivo, Uhr es… 

La trampa es que terminamos por creernos que si somos de una determinada manera es porque es nuestra esencia, es algo interno o está en nuestro ADN… y no, simplemente se trata de que hemos aprendido a comportarnos de esa forma porque el contexto y nuestra historia propiciaron que así lo hiciéramos. Por lo tanto, un nuevo contexto y nuevas interacciones podrán permitirnos que “seamos” de una forma diferente a la que “somos” actualmente.

¿Qué te parece esta nueva forma de entender el verbo “ser”? ¿Te lo habías planteado alguna vez?

I Baqué, E. F. (2003). ¿ Qué es conducta?. International Journal of Clinical and Health Psychology, 3(3), 595-613.

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